Elegí la tela y mi mamá me ayudó a que el vestido se pareciera a la icónica niña del famoso bote de sal. Encontré planos amarillos en la línea, até la línea a los extremos de mi paraguas para indicar lluvia y llevé conmigo un recipiente de sal de Morton.
El último paso fue que corté mi cabello en un lindo bob. Tomé el contenedor de sal y le dije al estilista que lo cortara igual que el de ella. Me tomo Halloween muy en serio.