Uso a mis sobrinas y sobrinos como inspiración. Esta sobrina me dijo que necesitaba un disfraz de Halloween hecho a mano con cupcakes. Fui a Walmart, compré un carrito y comencé a recorrer los pasillos en busca de algo que pudiera ser una magdalena.
Un cesto redondo de ropa sucia servía de soporte para tartas. El esposo cortó el fondo e hice agujeros en los lados con un taladro para unir la «lámina» corrugada. Un soporte de papel de aluminio para cupcakes es una de esas cosas dobladas que colocas en el parabrisas de tu auto para protegerlo del sol. Se enroscaron bridas de plástico de cuatro pulgadas a través de los agujeros en el parabrisas hacia el balde y se apretaron. Se pasó una banda elástica ancha a través de los mangos de la cuerda y se cosió de extremo a extremo para formar tirantes entrecruzados.
El pastel esponjoso es una almohada de rosquilla hecha cosiendo un material de satén rosa sobre un material transparente de color rosa, dándole forma y rellenándolo con relleno fibroso. Esto pasa por su linda cabeza y se coloca en el balde, con las manos sobre la almohada. Un chal sin relleno del mismo material cubre sus hombros y cuello. Los «sprinkles» son recortes de espuma redondos unidos con hilos al «glaseado».
El sombrero ha tenido varias encarnaciones. La «muñeca de hielo» rosa es un cuenco de papel invertido cubierto del mismo material rosa. Estaba unido a una «cereza» que se lee como cuero cosido a partir de tiras ovaladas, recuerda las imágenes en abanico del globo terráqueo que todos vimos en la escuela primaria. En el medio se dejó un hueco para la “vela”, que es un rollo de papel toalla, también tapado con tela.
El Flame es un aparato redondo que funciona con baterías que me regaló mi cuñada. El elástico cubierto fue finalmente (¡POR FIN!) unido a la muñeca de papel con velcro en los extremos para tirar de ella debajo de la barbilla.