Quería hacer un disfraz de medusa que destacara y no me hiciera lucir incómodamente calva como muchas pelucas de pelo de serpiente falsas. Empecé con una bolsa de 150 serpientes de plástico y las adjunté a 5 cintas negras para la cabeza que debían atarse para crear una especie de jaula en mi cabeza. Se colocaron debajo del cabello, me maquillé durante aproximadamente una hora y media, se agregaron lentes de contacto y luego se usó una toga hecha por mí con satén negro y cuerdas doradas. Llevaban complementos como aretes de serpiente y pulseras.
Nace Medusa.