Mi esposo enseña filosofía y tomó la idea del disfraz de Philosoraptor. Usó un sombrero de dinosaurio bebé y una sábana blanca para hacer una toga. Se pintó la cara y la mitad de su cuerpo de verde con pintura facial.
Tenía un letrero que había hecho en una computadora: «Precaución: acercarse a un Philosoraptor puede provocar miedo existencial y/o evisceración». Laminó el cartel con cinta de embalar y lo ató con cordel.