Lo mejor de todo es que tuve que comprar muy poco para el disfraz de Annabelle porque ya tenía casi todo. Solo necesitaba comprar un poco de cinta adhesiva y algunos cosméticos regulares para asegurarme de que no tuviera brillo.
Usé una camisa blanca vieja y sucia y la pegué con cinta adhesiva para hacer la parte superior y usé la falda blanca que ya tenía y puse una faja roja sobre ella. Gasté un máximo de 10-15 dólares en todo el traje.
Lo más difícil fue el proceso de maquillaje de una hora y media. Soy muy detallista.
¡La primera persona que vio esto fue mi novio! ¡Sabía por su expresión que el traje fue un éxito! Estaba sentada en el sofá con la luz casi apagada, esperando pacientemente a que entrara a la habitación, cuando lo hizo, saltó y dijo: «¡Oh, Dios mío!» y me dijo que no volviera a hacer eso.
Cuando llegué a la fiesta a la que íbamos, crucé la puerta y todos, literalmente todos, se dieron la vuelta, me miraron y dijeron: «¡Oh, Dios mío, es Annabelle!». De vez en cuando, durante la fiesta, me acercaba sigilosamente a la gente por detrás y los miraba, y cuando se daban cuenta de que estaba allí, algunos gritaban, ¡pero todos saltaban!
A veces, durante la noche, estaba en medio de una oración y la gente en la conversación decía: «Es tan difícil para mí hablar contigo en este momento, qué miedo te ves». Tenga en cuenta que era una fiesta de adultos y asusté a casi todos los que estaban allí. Hubo algunas personas que ni siquiera sabían que era yo en el traje hasta que me escucharon hablar, e incluso entonces algunas personas no pudieron entenderlo.
¡Lo mejor fue cuando mi mamá me envió un mensaje de texto sobre las fotos que publicamos en Facebook esa noche y dijo que no sabía que era yo! ¡Mi madre no reconoció a su propia hija! Terminé tomando fotos de todos porque se sentía bien.
Varias veces me senté en el suelo sin moverme, y cuando llegaba gente nueva, me movía, ¡y casi salían corriendo de la habitación! Con todo, fue el mejor Halloween de mi vida.
Después de la fiesta, pasamos por un taco bell porque teníamos hambre, cuando pasamos por la ventana, el chico que nos ayudaba hasta saltó. ¡Éxito!
