Siempre hacemos algunos eventos de Halloween cada año, por eso los niños quieren un disfraz diferente para cada uno al que vamos. Así que este año para uno de los cofres o golosinas lo simplificamos y usamos los disfraces del año pasado y los reemplazamos por otros nuevos. Anteriormente, se usaba un niño vagabundo para un bubba, y una niña vagabunda se cosía previamente de paja para un animal de peluche. Les pusimos unos gorros de calcetín y les frotamos la cara con una barra de rímel para ensuciarlos.
Luego lo completamos con un letrero de “Trabajo por dulces” y ropa de vagabundo en un palo (solo un palo de bambú de un árbol del dólar y un pañuelo). Simple, barato y lindo como puede ser. ¡Recibieron muchos dulces y no tuvieron que trabajar para conseguirlos! Todos en el cofre pensaron que eran demasiado lindos y posaron para algunas fotos.